lunes, 9 de noviembre de 2015

ACTIVIDAD MEJORADA: TODA CLASE DE PIELES.

La edad a la que va dirigido este cuento es de 10-11 años, que corresponde con el curso 5º de Ed. Primaria.


Érase una vez, hace mucho tiempo en un recóndito lugar del condado de Vitigudino, vivía una familia noble muy feliz, el padre se ocupaba de su Hacienda y la madre de sus labores, aunque antes de casarse, había sido costurera igual que su abuela.  Tuvieron una preciosa hija llamada Candela .

Era una familia muy buena aunque tenían mucho dinero, ayudaban siempre que podían, como Francisca, la madre de Candela,  que colaboraba con su costura a la gente del pueblo. La madre consiguió el premio, un dedal, a la mejor costurera del condado, por su ayuda y dedicación. Este premio también lo había recibido la abuela de Candela, años antes.

Francisca, guardó el dedal en un joyero escondido en el armario, junto con  el dedal que había recibido de su madre. Los dedales eran muy diferentes, el de la madre era de oro amarillo, mientras que el de la abuela era rojizo con piedras preciosas.

Un día los padres de Candela, decidieron que iban a escribir una carta por si alguna vez les ocurría algo. De esta forma, Candela al menos tendría unas últimas palabras de sus padres con los dos dedales, uno de abuela y otro de su madre, como recuerdo.  El padre de Candela, Julián,  pensó que le gustaría que su hija también tuviera un recuerdo suyo, así que decidió  dejarle un anillo con el sello de su ducado.

Un día, sus padres se fueron  de viaje, les habían invitado los condes de un reino cercano, pero en el camino tuvieron un accidente con otro coche, y murieron.
Los tíos de Candela se hicieron cargo de ella en la misma casa donde vivía con sus padres.  Candela empezó a vivir con sus tíos y sus dos primas, Susana y Priscila, su nueva gran familia.

La protagonista fue creciendo, era una niña muy risueña,  positiva, siempre pensando en los demás como lo era su madre.

Cuando cumplió 15 años, sus tíos le dieron lo que sus padres le  habían dejado: un anillo de su padre, un dedal de su madre de oro  amarillo y un dedal rojizo con piedras preciosas de su abuela. Sus padres también dejaron una carta que decía así:


 “Hola preciosa Flor, si estás leyendo esto es porque ya  no estamos, pero queremos ser partícipes de alguna forma de tu nueva  vida, y por ello te dejamos estos regalos, para que te acompañen, te ayuden y te protejan en tu aventura en este mundo.

El anillo te lo deja tu padre, ya que en él resumo todo lo que  tengo y lo que he trabajado para llevar el condado. Te acompañará cada día para que tengas suerte.

Los dedales, uno rojizo  de tu abuela y otro  de oro de tu madre, te podrán servir como amuletos en tu camino, así que cuando tengas miedo o quieras algo con todas tus fuerzas, simplemente tendrás que cogerlos con las manos y apretarlas con todas tus ganas.

TE QUEREMOS

Tus padres

PD: Sé tú misma.”

Candela se puso feliz y sonriente al leer esta carta, podía  sentir que estaban con ella y que les acompañaría el resto de su existencia.

Cuando se fue haciendo mayor, sus tíos le contaron a Candela que habían pensado en un posible candidato para casarle con ella, era hijo de unos amigos de la familia, que también era hijo de condes.  Para ellos era importante ese casamiento, porque iba a tener que llevar  el condado, y heredaría todo lo que le habían dejado sus padres.

A la protagonista no le gustaba nada la idea de casarse con alguien que ni siquiera conocía, y mucho menos sin haberlo elegido ella.

La semana siguiente, los tíos le presentaron al futuro conde, Felipe, que venía a conocerla. Esa misma noche Candela estuvo llorando en su habitación, no le gustaba nada de nada, el futuro conde Felipe para casarse, no estaba preparada para eso.

Candela  pensó y pensó, y decidió hablar con sus tíos del casamiento, y les dijo que  aceptaría el casamiento si el futuro conde Felipe, le traía como regalo de pedida, tres vestidos diferentes. Esos tres vestidos pidió que fueran : uno tan dorado como sol , el segundo plateado como la  luna y el último debía de ser tan  brillante como las estrellas.

Cuando le llegaron a oídos del conde Felipe, el regalo de los tres vestidos dudó si intentar conseguirlos o no, pero finalmente aceptó y asísi verdaderamente conseguía casarse con ella.

Al mes siguiente aparecieron los tres vestidos que había pedido Candela, ella se puso muy contenta y lo agradeció, pero dijo que también tendría que tener un último regalo antes de casarse.

El regalo que pidió era muy difícil de conseguir, pues era un abrigo con todas las clases de pieles de animales. El futuro conde, no le pareció muy bien, pero si era su último deseo antes de casarse, se lo concedería.

El último regalo tardó más en llegar, pero finalmente al cabo de dos meses Felipe, trajo en mano él mismo, el abrigo de toda clase de pieles. Candela aceptó el regalo, pero en esta ocasión Felipe tenía algo más que decirle sobre el día de la boda, se casarían esa misma semana el domingo.

Por la noche Candela no pudo esperar más, cogió una maleta, metió los tres vestidos y un poco de comida; se colocó el abrigo de toda clase de pieles, era muy calentito, le llegaba hasta los pies e incluso la capucha le tapaba la mitad de la cara.

La protagonista, fue de puntillas por la casa, hasta que llegó a la puerta. Salió corriendo rodeando el condado hasta llegar a un bosque, donde decidió andar por la noche y dormir por el día, ya que si la buscaban sería de día.

Al cabo de una semana, Candela estaba andando por la noche cuando escuchó un ruido que le parecía que venía de un carro con caballos cercano a ella. Se escondió detrás de un árbol, pero enseguida apareció un hombre. El hombre le preguntó  a Candela, que si se encontraba bien, pero como no respondió, pensó que no hablaban el mismo idioma, la vio tan frágil y a la vez salvaje y sucia, que dijo a los hombres que le acompañaran a llevarla a su  condado.
La casa del conde, era enorme, muy luminosa, con un montón de habitaciones y con un salón inmenso.
El hombre que la acogió se llamaba Pascasio, ordenó a sus hombres que le dieran una toalla para ducharse y que le hicieran un chequeo médico para ver si estaba enferma.

Al día siguiente, el hombre llamado Pascasio,  le asignó un trabajo en la cocina con el cocinero de su gran casa, para que fuera aprendiendo  el oficio y el idioma.

Con el paso de los días, el cocinero llamado Manolo y Candela, se fueron entendiendo cada vez mejor, eran un buen equipo y Manolo cogió poco a poco un cariño especial a Candela. La protagonista no se quitaba en ningún momento el abrigo de toda clase de pieles. Nadie sabía cuál era su verdadero nombre, así que la llamaban Toda clase de pieles, ya que se guiaban por lo único que veían.

Un día entró en la cocina el hijo de Pascasio, se llamaba Fernando, era un chico joven más o menos de la misma edad que Candela, guapo, apuesto, fuerte, etc…
Candela se quedó prendada de él, pero pensó que nunca se fijaría en ella, ya que trabaja en su propia cocina.

Fueron pasando los días y los meses, y Candela cada vez estaba más a gusto trabajando en ese lugar.

Al cabo de dos meses, el futuro conde Fernando, estaba en edad casadera y sus padres, Pascasio y su mujer, le querían hacer tres fiestas para que fuera conociendo a las mujeres de los condados cercanos durante la semana siguiente.

Cuando pasaron los días, Candela deseó  asistir a las fiestas, porque no podía permitir que se quedara enamorado de otra mujer.   Ella quería probar a enamorarlo sin desvelar su identidad. Así que decidió preguntar esa misma noche al cocinero Manolo que si le dejaba ir a la fiesta a ver cómo se desarrollaba en una esquinita , ya que nunca había visto nada igual. Manolo le dijo que sí, pero le puso como condición que debía de volver antes de que Fernando se fuera a dormir, porque tenía que  prepararle un caldo que él no podía  y llevárselo a la cama. Candela aceptó sin dudarlo.

Candela subió corriendo las escaleras  para preparase, se arregló y  se puso uno de los vestidos que le habían regalado. Escogió para la primera ocasión  el  vestido tan dorado  como el sol, y salió por uno de los escondites del salón donde se celebró la fiesta.

Candela estuvo mirando a Fernando durante unos minutos, y posteriormente sus miradas se cruzaron y él se acercó para bailar con ella.

Cuando se dio cuenta de la hora, subió corriendo a su cuarto, se colocó el abrigo de toda clase de pieles encima y se manchó un poco la cara, para no parecer que estaba maquillada. A Manolo  no le gustó que llegara tan justa, pero preparó  rápido el caldo y  se lo subió.
Antes de entrar a la habitación, Candela echó en el caldo el dedal rojizo con piedras preciosas de su abuela, a continuación llamó a la puerta y dejó el caldo en la entrada.

Fernando empezó a tomarse el caldo, y notó que estaba más bueno que nunca, pero según iba bajando el caldo apareció algo rojizo, que luego resultó ser un dedal.
Al día siguiente Fernando bajó a hablar con el cocinero, para saber si había hecho él el caldo, para felicitarle por lo bueno que estaba y para saber si había perdido algún objeto. Manolo dijo que lo había hecho él y que no había perdido nada.

Esa noche, volvió a haber otra fiesta, y Candela volvió a preguntar después de cocinar para todos, si podía ir a ver la fiesta en un sitio escondido, Manolo le dijo que sí pero le volvió a poner la misma condición, y ella por supuesto aceptó.
Para esa noche, escogió el vestido tan plateado como la luna, pero a diferencia de la noche anterior, estuvo bailando mucho más tiempo con Fernando y él cada vez quería saber más cosas de la chica misteriosa.
Cuando terminó el baile volvió a colocarse el abrigo y bajó a la cocina apresuradamente a preparar el caldo.  Antes de entrar en la habitación dejó caer el otro dedal de oro amarillo, y colocó el caldo en la entrada de la habitación de Fernando.
Fernando nada más llegar el caldo, empezó a buscar con la cuchara si había algún objeto, y de esta forma lo encontró.

Al día siguiente, bajó otra vez a las cocinas, para saber si Manolo había hecho el caldo, este respondió que sí, así que Fernando se quedó asombrado.

Al caer la noche, Candela preguntó a Manolo si podía asistir una última vez para saber definitivamente quién era la mujer de la cual se había enamorado. Manolo le dejó con la misma condición.
Esta vez Candela cogió el último vestido que quedaba, tan brillante como las estrellas, Fernando se quedó enamorado y embelesado al ver a la chica misteriosa con ese vestido. Estuvieron bailando durante toda la noche hasta que casi no quedó nadie, pero Candela tuvo que subir lo más deprisa que pudo para preparar el caldo.
Antes de entrar en la habitación, dejó caer su último objeto, el anillo que su padre le dejó.
Esta vez al entrar en la habitación, Fernando le dijo que no se fuera, que se quedara esperando a que se lo tomara. Nada más coger el caldo buscó el último objeto, y le preguntó a Candela que si sabía cómo habían llegado esos tres objetos a su caldo, ella respondió que no sabía nada.

Fernando le dijo que se mirase su mano, Candela así lo hizo y vio un anillo colocado en la mano, él le dijo que mientras bailaban le había colocado el anillo que heredó de su madre. En ese momento Fernando le quitó la capucha a Candela, y le dijo que no le importaba cómo fuera, si era rica pobre o su condición, pero que quería pasar el resto de su vida con ella.  Candela, se sinceró también con él, y le contó su verdadera identidad.

Al cabo de unos meses se casaron y fueron felices.



…y colorín colorado, este cuento se ha acabado, si quieres que te lo cuente otra vez, cierra los ojos y cuenta hasta tres.


He cambiado los siguientes aspectos:
·         El motivo de la huida, porque  el incesto no me parecía apropiado para los niños de estas edades, lo he cambiado por el casamiento con un hombre que ella no quería.
·         El desarrollo de la  historia, ya que en el cuento sin adaptación los padres eran reyes y murió su madre, y en cambio en la adaptación  son los dos padres los que mueren, se quedan a cargo de su hija sus tíos y además son nobles que viven en un condado. He cambiado este contenido para que concordara más con la historia, y porque al ser niños más mayores tienen  capacidad suficiente para comprenderlo.
·         He colocado nombres a los personajes, para que la historia sea más cercana a los alumnos, y puedan disfrutar y entender mejor la historia.
·         El lugar a dónde llega, ya que al estar relatando el cuento en condados con condes, es importante que el lugar donde la llevan sea otro condado.
·         Los objetos que  le dejan los padres de Candela, y ella  caer Candela en el caldo, porque al ser otra historia distinta, no concordaban los objetos usados en el cuento original.
He mantenido los siguientes aspectos:
·       Los regalos que pide antes de su casamiento, porque me parece de fácil comprensión a la edad que va dirigida y encaja a la perfección con el argumento.
·         El personaje del cocinero, me parece muy importante en la historia, que acoge muy bien a Candela y es un apoyo para ella.

·         Conocer a una persona especial ya sea el príncipe o futuro conde, para que la protagonista cogiera confianza suficiente y ser por fin ella misma.

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